Es posible que en un futuro no muy lejano las granjas de animales tal como las conocemos desaparezcan en su mayoría, porque la carne de las hamburguesas estará siendo cultivada en fábricas siguiendo procesos industriales. Esto ha dejado de ser ciencia-ficción para convertirse en una posibilidad real gracias a una investigación de varios años que ha dado como fruto la primera hamburguesa artificial cultivada en un laboratorio. Después del logro, los científicos incluso se atreven a cocinarla para demostrar su viabilidad como fuente de alimento futuro.
El logro ha sido conseguido en Londres, donde unos investigadores tomaron unas células madre de una vaca y las hicieron crecer en laboratorio hasta convertirlas en músculo, es decir, en lo que podría considerarse una hamburguesa fabricada artificialmente pero cuyos ingredientes pueden considerarse como naturales.
El coste total del proyecto rondó los 300.000 euros, lo que convertiría técnicamente a esta hamburguesa en la más cara del mundo. Obviamente, este precio tan elevado implica gastos de investigación, pero la idea que tienen estos científicos es la desarrollar una técnica industrial que permita fabricar hamburguesas de este tipo en grandes cantidades.
Si las fábricas de hamburguesas llegaran a popularizarse nos encontraríamos con varias ventajas y alguna paradoja.
Por ejemplo, para que una vaca produzca 10 gramos de proteína animal tiene que consumir 100 gramos de proteína vegetal, es decir, es necesario una gran producción de cultivo para alimentar a una sola vaca. Este punto ya no sería necesario para conseguir carne.
La carne que se consigue no contiene sangre ni grasa, con lo cuál en un principio serían incluso más sanas. Además, no habría que estar pendiente de posibles enfermedades animales y la producción podría ajustarse fácilmente en fábrica según las necesidades de la población.
Por otro lado tenemos las emisiones de gases contaminantes, los animales en granjas emiten un porcentaje elevado de gases como metano o dióxido de carbono. A más crecimiento de la población mundial, más granjas son necesarias y, por lo tanto, más contaminación.
Dejando a un lado las potenciales ventajas, los defensores de los animales quedarían tranquilos, mientras que los vegetarianos que no comen carne por una cuestión ética quizás comenzarían a consumir estas hamburguesas con la conciencia tranquila.
El profesor Mark Post de la Universidad de Maastricht nos muestra aquí el proceso de fabricación. [Vía]
El logro ha sido conseguido en Londres, donde unos investigadores tomaron unas células madre de una vaca y las hicieron crecer en laboratorio hasta convertirlas en músculo, es decir, en lo que podría considerarse una hamburguesa fabricada artificialmente pero cuyos ingredientes pueden considerarse como naturales.
El coste total del proyecto rondó los 300.000 euros, lo que convertiría técnicamente a esta hamburguesa en la más cara del mundo. Obviamente, este precio tan elevado implica gastos de investigación, pero la idea que tienen estos científicos es la desarrollar una técnica industrial que permita fabricar hamburguesas de este tipo en grandes cantidades.
Si las fábricas de hamburguesas llegaran a popularizarse nos encontraríamos con varias ventajas y alguna paradoja.
Por ejemplo, para que una vaca produzca 10 gramos de proteína animal tiene que consumir 100 gramos de proteína vegetal, es decir, es necesario una gran producción de cultivo para alimentar a una sola vaca. Este punto ya no sería necesario para conseguir carne.
La carne que se consigue no contiene sangre ni grasa, con lo cuál en un principio serían incluso más sanas. Además, no habría que estar pendiente de posibles enfermedades animales y la producción podría ajustarse fácilmente en fábrica según las necesidades de la población.
Por otro lado tenemos las emisiones de gases contaminantes, los animales en granjas emiten un porcentaje elevado de gases como metano o dióxido de carbono. A más crecimiento de la población mundial, más granjas son necesarias y, por lo tanto, más contaminación.
Dejando a un lado las potenciales ventajas, los defensores de los animales quedarían tranquilos, mientras que los vegetarianos que no comen carne por una cuestión ética quizás comenzarían a consumir estas hamburguesas con la conciencia tranquila.
El profesor Mark Post de la Universidad de Maastricht nos muestra aquí el proceso de fabricación. [Vía]
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