Hace un par de días posteamos un vídeo bastante divertido (desde el punto de vista geek) sobre unos chicos que simulaban ser capaces de controlar las puertas de un ascensor con su mente, al más puro estilo de ‘la fuerza’ en el universo Star Wars. Lo cierto es que la idea de poder controlar objetos tan solo con tu pensamiento va dejando de ser una utopía propia de películas de ficción. La prueba la tienes en la multitud de dispositivos e inventos que surgen basados en cascos capaces de medir ondas cerebrales (EEG). En este caso, Lisa Park ha diseñado un invento curioso, aunque sin utilidad aparente: puede manipular agua alrededor tan solo pensando en ello. Sí, como los X-Men.
Lisa es una de esas artistas modernas que se dedica a crear obras basadas en tecnología y que muchos podrían etiquetar como de mero espectáculo, pero aun así el resultado es bastante impresionante.
La chica se sienta con un casco EEG puesto en la cabeza y permanece quieta rodeada de una serie de altavoces. Cada altavoz tiene en la parte superior una lámina transparente cubierta de una capa de agua.
El sensor de ondas mentales detecta la actividad cerebral de Lisa y las envía a una computadora donde son convertidas en señales que llegan a los altavoces, produciendo sonidos y, lo más impactante desde el punto de vista visual, movimiento en el agua. Cada altavoz tiene asignado un estado mental concreto, por ejemplo alegría o enfado, así que Lisa se provoca a sí mismas estos sentimientos pensando en recuerdos del pasado. El resultado parece salido de una película.
Lisa es una de esas artistas modernas que se dedica a crear obras basadas en tecnología y que muchos podrían etiquetar como de mero espectáculo, pero aun así el resultado es bastante impresionante.
La chica se sienta con un casco EEG puesto en la cabeza y permanece quieta rodeada de una serie de altavoces. Cada altavoz tiene en la parte superior una lámina transparente cubierta de una capa de agua.
El sensor de ondas mentales detecta la actividad cerebral de Lisa y las envía a una computadora donde son convertidas en señales que llegan a los altavoces, produciendo sonidos y, lo más impactante desde el punto de vista visual, movimiento en el agua. Cada altavoz tiene asignado un estado mental concreto, por ejemplo alegría o enfado, así que Lisa se provoca a sí mismas estos sentimientos pensando en recuerdos del pasado. El resultado parece salido de una película.
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