Cuando vas a comprar fruta a una tienda normalmente encuentras que muchas piezas, si no todas, llevan la clásica pegatina que indica cuál es su origen. Es posible que estas ya típicas pegatinas desaparezcan para siempre de las estanterías de los mercados debido a una nueva regulación europea que permite substituirlas por un tatuaje realizado con láser. El resultado es algo parecido a esto:
Como puedes ver, estos tatuajes pueden ser realmente creativos e incluso permiten que no tengas que poner una pegatina a cada plátano de un racimo, sino que un gran tatuaje los marca a todos. La idea puede parecer curiosa e incluso ecológica, porque se ahorran kilos de papel, pegamento y otras substancias químicas que son necesarios para crear las pegatinas de millones de piezas de fruta que se venden cada día.
Sin embargo, el sistema que se utiliza para tatuarlas seguramente suscitará alguna que otra polémica porque no es tan limpio como podría parecer en un principio.
En primer lugar, lo que se hace es bañar la pieza de fruta que se va a tatuar con una substancia que la recubre totalmente. Esta capa que se añade a la superficie de la fruta es comestible y tiene la propiedad de que cambia de color cuando recibe un punto de luz láser.
En general, el sistema reduce las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero con la ventaja extra de que los tatuajes no se caen como las pegatinas, ni pueden retirarse ni substituirse por otros.
De momento parece que se implantará en Europa, pero de ahí posiblemente salte a otros países del mundo.
Un curioso invento que seguramente cambie el aspecto visual de las fruterías donde suelas comprar, aunque al fin y al cabo no es tan nuevo, básicamente es lo mismo que se hace con el ganado desde hace siglos.
Como puedes ver, estos tatuajes pueden ser realmente creativos e incluso permiten que no tengas que poner una pegatina a cada plátano de un racimo, sino que un gran tatuaje los marca a todos. La idea puede parecer curiosa e incluso ecológica, porque se ahorran kilos de papel, pegamento y otras substancias químicas que son necesarios para crear las pegatinas de millones de piezas de fruta que se venden cada día.
Sin embargo, el sistema que se utiliza para tatuarlas seguramente suscitará alguna que otra polémica porque no es tan limpio como podría parecer en un principio.
En primer lugar, lo que se hace es bañar la pieza de fruta que se va a tatuar con una substancia que la recubre totalmente. Esta capa que se añade a la superficie de la fruta es comestible y tiene la propiedad de que cambia de color cuando recibe un punto de luz láser.
En general, el sistema reduce las emisiones de gases que provocan el efecto invernadero con la ventaja extra de que los tatuajes no se caen como las pegatinas, ni pueden retirarse ni substituirse por otros.
De momento parece que se implantará en Europa, pero de ahí posiblemente salte a otros países del mundo.
Un curioso invento que seguramente cambie el aspecto visual de las fruterías donde suelas comprar, aunque al fin y al cabo no es tan nuevo, básicamente es lo mismo que se hace con el ganado desde hace siglos.
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