Cuando uno piensa en agujeros negros siempre lo hace imaginando zonas obscuras en el espacio exterior tan densas que ni siquiera la luz es capaz de escaparse de su campo gravitatorio. Curiosamente, los científicos han descubierto algún tipo de ‘agujero negro’ en nuestro planeta en el que, metafóricamente hablando, ocurre algo similar: remolinos de agua en el Océano Atlántico tan grandes y potentes que no dejan escapar nada que se les acerque porque literalmente los engullen.
Obviamente, el concepto aquí de ‘agujero negro’ no es tan literal como lo es en el sentido espacial. Por un lado, la luz sí que puede escapar porque no se trata de un agujero gravitacional, pero por otro lado lo que sí se he encontrado es que, curiosamente, estos grandes remolinos se comportan matemáticamente de la misma forma que lo hacen los agujeros negros en el espacio.
Si algún objeto se acercara a un agujero negro en el espacio acabaría absorbido hacia su interior, pero no lo haría realizando una trayectoria en línea recta, sino que iría dando vueltas alrededor, en órbitas cada vez más cercanas al núcleo del agujero, tal como ocurre en uno de estos remolinos acuáticos. De la misma forma, el agua que rodea al remolino no acaba siendo tragada hacia el interior, sino que permanece ahí, girando a su alrededor.
Otra diferencia obvia es que estos remolinos no tienen tanta fuerza como para que su atracción sea irrefrenable, no vas a encontrar un barco que acabe tragado en uno de estos vórtices, pero aun así están ahí, con unos diámetros que superan los 150 Km., ayudándonos a comprender cómo funcionan los agujeros negros en el espacio y contribuyendo a repartir agua caliente desde el ecuador del planeta a las zonas del norte del planeta. Vía
Obviamente, el concepto aquí de ‘agujero negro’ no es tan literal como lo es en el sentido espacial. Por un lado, la luz sí que puede escapar porque no se trata de un agujero gravitacional, pero por otro lado lo que sí se he encontrado es que, curiosamente, estos grandes remolinos se comportan matemáticamente de la misma forma que lo hacen los agujeros negros en el espacio.
Si algún objeto se acercara a un agujero negro en el espacio acabaría absorbido hacia su interior, pero no lo haría realizando una trayectoria en línea recta, sino que iría dando vueltas alrededor, en órbitas cada vez más cercanas al núcleo del agujero, tal como ocurre en uno de estos remolinos acuáticos. De la misma forma, el agua que rodea al remolino no acaba siendo tragada hacia el interior, sino que permanece ahí, girando a su alrededor.
Otra diferencia obvia es que estos remolinos no tienen tanta fuerza como para que su atracción sea irrefrenable, no vas a encontrar un barco que acabe tragado en uno de estos vórtices, pero aun así están ahí, con unos diámetros que superan los 150 Km., ayudándonos a comprender cómo funcionan los agujeros negros en el espacio y contribuyendo a repartir agua caliente desde el ecuador del planeta a las zonas del norte del planeta. Vía
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